El fuet es un irresistible snack español y eso lo sabemos todo el mundo, lo llevamos escrito en nuestra propia biblia. Por así decirlo, es uno de los aperitivos más populares en España y, por tanto, de los más sagrados.
La persona encargada de cortar el este embutido para ponerlo en rodajas en un plato y llevarlo a la mesa, sabe que ese plato llegará medio vacío. Es ley de vida, no hay explicación ninguna. ¿O sí? Porque la verdad es que cuando tus ojos captan un fuet en la sala, no hay quién pueda pararte. El fuet es tan delicioso que arrasa por donde pasa. Pocas veces sobrará un trozo de fuet, como bien dice el anuncio.
¿Qué es el fuet?
Todos sabemos identificar qué es un fuet, ¿pero sabemos realmente qué es?
El fuet es uno de los embutidos más famoso de España, muy típico de la gastronomía catalana. Normalmente, suele servirse en crudo, tanto de tapa como de aperitivo.
Se elabora a partir de embutidos de cerdo rectos, carne magra y tocinos picados, con sal, especias y azúcar. Además, llevan diferentes aditivos según zonas y recetas, lo que hace que existan numerosas variedades de fuet. También conocido como: espetec, secallona o tastet. Mientras que en Cataluña se denomina látigo por la forma que tiene.
Tiene con un grosor de entre uno y dos dedos, normalmente medio o fino. Además, su piel suele ser blanca por la presencia de hongos que ayudan a su curación y maduración. ¿Eres de comértelo con o sin piel?
¿Fuet con o sin piel?
Es evidente que muchos de vosotros os estáis preguntando como se come el fuet, con o sin piel. Nosotros te damos la respuesta.
La gran mayoría de fuets se realizan con tripa natural. Además, la capa blanquecina que caracteriza el exterior de este fuet ibérico es un tipo de moho, producido por el hongo Penicillium, el cual se suele aplicar al embutido a propósito. Estos microorganismos se encargan de mantener la carne a salvo de las bacterias que puedan colonizar en el proceso de secado.
Por tanto, después de esta breve explicación de la piel, esto significa que sí se puede comer la piel ya que es natural.
Pero al fin y al cabo, comerse la piel del fuet es cuestión de gustos.
¿Cómo se prepara el fuet catalán?
La curación se realiza por la fermentación que producen unas bacterias que forman parte de su preparación y que aportan al fuet catalán una mayor y mejor conservación, reforzada por el secado al que se somete a las piezas.
Por lógica, la existencia de ese secado para la curación del fuet catalán hace necesaria en algunos momentos de su producción el almacenarlo para oreo en lugares frescos y poco húmedos.
Finalmente se recubren las piezas con esporas de un hongo que va a contribuir a su conservación al evitar que se reproduzcan otros hongos que podrían dañar el producto y este recubrimiento es el que le da ese aspecto blancuzco y harinoso.
Esta técnica es muy antigua alcanzando según algunos autores una antigüedad superior a los 3000 años y estuvo muy extendida por toda la cuenca mediterránea, en la que una vez más debió contribuir enormemente a su difusión el imperio romano.
El caso es que toda esta técnica da como resultado un producto de gran valor gastronómico y muy apreciado, dentro y fuera de las zonas de más tradición en su elaboración y que se extiende por toda Europa gracias al turismo.
¿Dónde se guarda este embutido?
En el caso de los embutidos curados, como puede ser la longaniza, el chorizo, la secallona, el jamón ibérico o, en este caso, el fuet, es recomendable tenerlos fuera del frigorífico. Mantenerlos en un lugar fresco, ventilado y, si es posible, oscuro. De esta manera, se evita que la luz solar incida sobre las piezas de manera directa.
Diferentes tipos de fuet: fuet ibérico, espetec, fuet a la pimienta y mini fuet
Diferentes tipos de fuets no existen, pero sí algunas variedades y alteraciones en sus preparaciones.
El fuet ibérico es un fuet de alta calidad ya que está elaborado a partir de magros y grasa de cerdos ibéricos picados en trozo finos y condimentados con especias seleccionadas. Su elaboración es muy cuidadosa, ya que este fuet ibérico se realiza con una materia prima, es decir, la carne 100% escogida del cerdo ibérico.
Por lo que respecta al espetec, no es que sea un embutido hecho de manera especial o con algún aliciente de más, si no que es una marca. Podríamos decir que la marca más comercial que existe en el mercado y que Gastronomic Spain te garantiza su calidad.
El fuet a la pimienta es otro de las variantes del fuet más demandadas y conocidas. Se elabora de la misma manera, pero en cuanto a especias nos referimos, se le añade pimienta para darle ese toque que lo diferencia.
Y por último, el fuet en formato mini es, desde hace unos años, uno de los productos más demandados. Al ser mini, ya cortadito y envasado, es el almuerzo, merienda o, simplemente, el snack perfecto para los más pequeños. Y los que no son tan pequeños también.
Estos cuatro productos los podrás encontrar en nuestra web. Así que aprovecha esta oportunidad y date un gustazo con sabor español.
Diferencias con otros embutidos
Todos los embutidos que vamos a ver a continuación provienen del mismo árbol genealógico, pero existen algunas diferencias entre ellos, como la preparación, el calibre o la zona en la que se ha hecho. Y por supuesto, su nombre.
Fuet o longaniza
Básicamente, la principal diferencia que existe se encuentra en el grosor. La longaniza es más gruesa, con un diámetro de entre 5 y 10 centímetros. Y aunque su longitud es parecida a la del fuet ibérico, puede llegar a ser más larga, de entre 50 y 80 centímetros.
Fuet o salchichón
Como en el caso anterior, una de las características más destacadas es el tamaño. Es salchichón es más grueso y grande. Además, el proceso de curación del salchichón es más largo, ya que su anchura es mayor. Y por último, el salchichón lleva más condimentos, por eso, ambos sabores son distintos.
Fuet o secallona
La secallona o, también conocida como somalla, está elaborada de carne de cerdo, al igual que el espetec, la longaniza o el salchichón. Pero se diferencia por su particular condimento en sal y pimienta molada, embutida en una tripa delgada.
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