Por sus propias características resulta difícil encontrar a alguna persona a la que no le gusten las empanadillas y ello se debe más que a la masa de empanadillas que forma su envoltorio, al contenido de ellas, que puede ser cualquiera y por consiguiente todo el mundo puede personalizarlo.
La masa de empanadillas no tiene una receta única y en si misma no resulta complicada de elaborar y los elementos básicos que la componen son aceite, agua o vino, harina y sal, y esa harina puede ser de trigo o sustituirse por otra sin gluten para que pueda ser ingerida por personas celiacas que no lo toleran.
A pesar de esa sencillez de la elaboración de la masa de empanadillas, para muchas personas, bien por no querer asumir el reto de la preparación, bien por las prisas habituales, por las decisiones de última hora, o por cualquier otra razón, a muchos nos gusta disponer de la masa de empanadillas, en forma de obleas, ya preparada y lista para ser utilizada sin necesidad de mayor previsión o anticipación.
En cuanto a la variedad de sus recetas, dado que admite cualquier relleno, a gusto del consumidor a del cociner@, es fácil imaginar que resulta inmensa y hace posible el materializar texturas y sabores sin fin.
En la confección de estas empanadillas hay quien prefiere cocinarlas friéndolas en la sartén y quién, para lograr un producto con menor cantidad de aceite, prefiere elaborarlas mediante un horneado y en cualquier caso el resultado es exquisito.
Pero el uso de estas obleas de masa de empanadillas es muy variado y no se limita a la confección de estas conocidas empanadillas, pudiéndose utilizar también para preparación de otros productos como minipizzas y postres, entre otros.
De igual forma que para el caso de las empanadillas, las posibilidades para estas otras aplicaciones o recetas son igualmente ilimitadas como lo son la variedad y número de ingredientes que permite utilizar.
Son innumerables la cantidad de recetas para empanadillas que se pueden encontrar y ello también constituye un elemento más para lanzarse a su utilización y consumo por parte de los cociner@s más noveles y menos expertos.
Por todo ello resulta muy útil disponer siempre de masa de empanadillas en la despensa, como comodín o talismán a la hora de preparar un menú rápido e imprevisto.
La masa de empanadillas es una masa fresca y en consecuencia su conservación tal y como se adquiere, tiene un plazo limitado, pero la solución para ello es la congelación de esa masa de empanadillas, bien en su propio envase para descongelarla antes de la elaboración de la receta, o bien congelar el alimento ya preparado, empanadilla o cualquier otro, pero sin freír u hornear y descongelarlo y cocinarlo cuando se vaya a consumir.
Esto resuelve el problema de la conservación de este producto y posibilita el mantener siempre a mano un stock suficiente.
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